Educación de personas adultas

Archivo para septiembre, 2014

Parábola «La curación del ciego de nacimiento» y El Greco.

Proyectar el cuadro ‘La curación del ciego de nacimiento’
Para ambientar poner una música suave.

1. Observar
• Contemplar en silencio.
• Meterse progresivamente dentro de la imagen.
• Dejar un largo espacio de tiempo para impregnarse.
• No tener prisa.

2. Reconocer
• Mirar la imagen como si no se tratara de un tema religioso.
• Al principio no dar ninguna interpretación ni buscar ningún significado.
• Limitarse a reconocer, a distinguir y a describir el cuadro, en sus grandes
líneas y en sus detalles.
• Descubrir las estructuras del cuadro: cuál es su centro; qué hay arriba y
abajo; qué hay a la izquierda -zona en general más activa- y a derecha –
normalmente zona pasiva-.
• Ver si hay diagonales; si hay formas en círculos, y cómo se relacionan
entre sí…
• Cada elemento, cada detalle tiene su importancia y desempeña un papel.
• «Leer» el cuadro como si fuera una página de un libro, es decir, línea por línea; de izquierda a
derecha y de arriba hacia abajo.

3. Sentir
• Cada cuadro provoca una determinada gama de sensaciones. ¿Qué
sensaciones y sentimientos te ofrece a ti el cuadro? Por ejemplo: paz,
angustia, calor humano, incertidumbre, entusiasmo, sorpresa,
desconcierto, curiosidad, tensión, calma…
• ¿Qué recuerdos evoca en mí el cuadro? (Situaciones, experiencias,
anécdotas de mi vida, paisajes, objetos, otras imágenes…)

4. Interpretar
• ¿Qué textos bíblicos pueden corresponder a esta imagen?
• ¿Qué punto de vista o momento del relato bíblico, o aspecto del poema o
de la profecía ha escogido el artista? ¿Ha privilegiado a alguno de los
personajes? ¿Es el mismo personaje que el relato bíblico pone de relieve o
es otro?
• ¿Qué parecidos y diferencias hay entre el cuadro y el texto?
• ¿Cómo lo ha representado el artista?
• ¿Han sido empleados determinados símbolos? ¿Qué significados aportan al
cuadro?
• ¿Cuál es el centro de gravedad teológico?
• ¿Qué situación histórica transparenta?
• ¿Por quién, en qué ocasión y para quién fue hecho?
• ¿Qué titulo podría ponerse a esta imagen?

5. Aplicar
• ¿Qué me dice el cuadro para mi vida? ¿Me pide algo?
• ¿Con qué elemento, personaje, símbolo o zona del cuadro puedo yo
identificarme?
• ¿Cómo podría ayudarme el cuadro para la reflexión oración: alabanza,
súplica, agradecimiento…?

Guía para la reflexión de:

Gascón, Antonio. Arte para vivir y expresar la fe, PPC, 1998, pp.209-218greco141. Curación del ciego de nacimiento. SALMO 145
Textos bíblicos:
(El ciego Bartimeo (Mc. 10, 46-52); Curación de Naamán (2 Re 5, 1-27)
Enfermedad y curación de Ezequías; he visto tus lágrimas: yo te curaré (2 Re
20, 1-11).
Para terminar:
Teresa de Calcuta expresó en una oración esta dimensión cristológica –o también
podríamos decir: mística- del amor al prójimo:

 

“Oh, Señor, haz que hoy y cada día sepa verte en la persona de
Y tus enfermos y que, ofreciéndoles mis cuidados, te sirva a ti.
Haz que, aun oculto bajo el disfraz poco atrayente de la ira,
la arrogancia o la demencia, sepa reconocerte y decir:
“Oh Jesús, mi paciente, cuán dulce es servirte”.
Dame, oh Señor, esta visión de fe, y mi trabajo nunca me resultará
monótono. Experimentaré siempre alegría acunando las pequeñas
veleidades y los deseos de todos los pobres que sufren.
Oh queridos enfermos, me resultáis aún más queridos porque
representáis a Cristo. ¡Qué gran privilegio poder serviros!
Señor, hazme sensible a la dignidad de mi elevada vocación
y a la gran responsabilidad que comporta. No permitas que
nunca me muestre indigna de ella pecando la dureza de corazón,
falta de amabilidad o impaciencia. Y luego, oh Dios, puesto que tú
eres Jesucristo, mi paciente, dígnate ser también conmigo
un Jesús paciente. Sé indulgente con mis faltas, mira solo
mi voluntad de amarte y servirte en la persona de cada uno de
tus enfermos. Señor, incrementa mi fe, bendice mis esfuerzos y
mi trabajo, ahora y por siempre. Amén.”

 

Semillas y frutos

En el inicio de este nuevo curso queremos regalaros este bella historia:

Semillas y frutos

Un hombre tuvo un sueño: entraba en una tienda y detrás del mostrador había un ángel. 

El hombre preguntó:

– ¿Qué venden en esta tienda?

El ángel contestó:

– ¡Todo lo que quiera!

– En ese caso -dijo el hombre- querría… un gobierno democrático en China, el final de todas las guerras y del hambre en el mundo, que los mares y los ríos no estén contaminados, que se terminen la mafia y el terrorismo, y querría también que no hubiera ya más marginación, ni soledad, ni paro, ni…

– Un momento -lo interrumpió el ángel-, creo que no me ha entendido. Aquí no se venden frutos, sólo semillas. 

Anthony de Mello 

Citas para trabajar EVANGELII GAUDIUM

CITAS PARA TRABAJAR EVANGELII GAUDIUM

 

“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se  encuentran con Jesús… En esta Exhortación quiero dirigirme a los cristianos para  invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar  caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.” (nº 1)

“La Iglesia no crece por proselitismo sino «por atracción»” (nº 14).

“Son innumerables los temas relacionados con la evangelización en el mundo actual que podrían desarrollarse aquí. Pero he renunciado a tratar detenidamente esas múltiples cuestiones que deben ser objeto de estudio y cuidadosa profundización. Tampoco creo que deba esperarse del magisterio papal una palabra definitiva o completa sobre todas las cuestiones que afectan a la Iglesia y al mundo. No es conveniente que el Papa reemplace a los episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización»” (nº 16).

“Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (nº 20).

“Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo” (nº 23).

“La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. «Primerear»: sepan disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos” (nº 24).

“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (nº 27).

“[El obispo] a veces estará delante [de la comunidad] para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos. En su misión de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, tendrá que alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que propone el Código de Derecho Canónico y otras formas de diálogo pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le acaricien los oídos” (nº 31).

“Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización. El Papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a encontrar «una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva». Hemos avanzado poco en ese sentido” (nº 32).

“Una pastoral en clave misionera no se obsesiona por la transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas que se intenta imponer a fuerza de insistencia. Cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo misionero, que realmente llegue a todos sin excepciones ni exclusiones, el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. La propuesta se simplifica, sin perder por ello profundidad y verdad, y así se vuelve más contundente y radiante” (nº 35).

“La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas” (nº 47).

“Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia  preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos” (nº 49).

“Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad” (nº 53).

“…es necesario que reconozcamos que, si parte de nuestro pueblo bautizado no experimenta su pertenencia a la Iglesia, se debe también a la existencia de unas estructuras y a un clima poco acogedores en algunas de nuestras parroquias y comunidades, o a una actitud burocrática para dar respuesta a los problemas, simples o complejos, de la vida de nuestros pueblos. En muchas partes hay un predominio de lo administrativo sobre lo pastoral, así como una sacramentalización sin otras formas de evangelización” (nº 63).

“Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre” (nº 85).

“En este contexto, se alimenta la vanagloria de quienes se conforman con tener algún poder y prefieren ser generales de ejércitos derrotados antes que simples soldados de un escuadrón que sigue luchando. ¡Cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados! Así negamos nuestra historia de Iglesia, que es gloriosa por ser historia de sacrificios, de esperanza, de lucha cotidiana, de vida deshilachada en el servicio, de constancia en el trabajo que cansa, porque todo trabajo es «sudor de nuestra frente». En cambio, nos entretenemos vanidosos hablando sobre «lo que habría que hacer» –el pecado del «habriaqueísmo»– como maestros espirituales y sabios pastorales que señalan desde afuera” (nº 96).

“La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a desarrollarla, ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. A los adultos nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados” (nº 105).

“Si bien es verdad que algunas culturas han estado estrechamente ligadas a la predicación del Evangelio y al desarrollo de un pensamiento cristiano, el mensaje revelado no se identifica con ninguna de ellas y tiene un contenido transcultural. Por ello, en la evangelización de nuevas culturas o de culturas que no han acogido la predicación cristiana, no es indispensable imponer una determinada forma cultural, por más bella y antigua que sea, junto con la propuesta del Evangelio. El mensaje que anunciamos siempre tiene algún ropaje cultural, pero a veces en la Iglesia caemos en la vanidosa sacralización de la propia cultura, con lo cual podemos mostrar más fanatismo que auténtico fervor evangelizador” (nº 117).

“Sólo desde la connaturalidad afectiva que da el amor podemos apreciar la vida teologal presente en la piedad de los pueblos cristianos, especialmente en sus pobres. Pienso en la fe firme de esas madres al pie del lecho del hijo enfermo que se aferran a un rosario aunque no sepan hilvanar las proposiciones del Credo, o en tanta carga de esperanza derramada en una vela que se enciende en un humilde hogar para pedir ayuda a María, o en esas miradas de amor entrañable al Cristo crucificado” (nº 125).

 

 

Espíritu de…equipo.

ESPÍRITU DE… EQUIPO. 

 

Hace un tiempo fui a una charla donde una de las ponentes decía que el mundo de la empresa estaba cambiando y que lo que se buscaba ahora eran personas con buen nivel académico, pero lo que más peso tendrá a la hora de la contratación será la capacidad de trabajar en equipo (empatía, gestión emocional, resolución de conflictos…).

 

Días después me surgió la siguiente pregunta: ¿qué espíritu de equipo podemos aportar los seguidores de Jesús a los grupos humanos (familiares, amistad, laborales…) de los que somos parte?

 

Un espíritu de equipo donde se capacita a las personas, se cree en ellas y se les ayuda a sacar lo mejor que tienen. Todos estamos llamados a brillar, que no a deslumbrar. (Parábola de los talentos. Mt 25, 14-30).

 

Un espíritu de equipo donde seamos capaces de librarnos de nuestros egos personales (miedos, afán de protagonismo, poder…) y busquemos el bien común. San Pablo escribe que estamos llamados a ser personas libres (Ga 5, 13).

 

Un espíritu de equipo donde se tienen en cuenta los momentos personales y se da respuesta a ellos (Tuve hambre y me distéis de comer, tuve sed y me distéis de beber. Mt 25, 31-46).

 

Un espíritu de equipo que corrige, que enseña, que ayuda a mejorar pero buscando el bien de la persona respetando siempre su dignidad, sin humillar, quitando miedos, inseguridades, creyendo en las personas y capacitándolas a levantarse. (Levántate toma tu camilla y vete a tu casa. Mc 2, 1-12)

 

Un espíritu de equipo donde nuestra mayor seña de identidad sea el servicio y la colaboración. (El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor. Mt 20, 20-28).